domingo, 11 de mayo de 2008

MATERNIDAD

Por Shirley Reynoso
Cuántas veces no hemos oído decir que los niños deberían venir con un manual debajo del brazo? Sin embargo, no es así, aunque me imagino que debe haber algún “código maternal” escondido en un recóndito rincón de nuestro cerebro que nos ayuda a conectar y descifrar lo que es mejor para esa nueva vida de la cual somos ahora responsables.

La maternidad es un trabajo de por vida y a tiempo completo. Desde el momento de la concepción las mujeres somos responsables del bienestar y cuidado de una vida que depende en su totalidad de nosotras y aunque con el paso del tiempo la magnitud de dicha responsabilidad debe ir disminuyendo, las madres no lo sentimos así, aún cuando nuestros hijos han crecido y llega el momento en que abandonan el nido para descubrir nuevos mundos y encontrar su camino en la vida, estamos siempre pendientes de cómo se van desarrollando las cosas y seguimos tratando de hacer todo lo posible para que todo les sea más fácil, para que todo le vaya bien, a veces incluso quisiéramos que aprendieran de nuestros errores, sin recordar aquello de que “nadie aprende en cabeza ajena”.

Todo lo demás que se pueda decir aquí sobre una madre sale sobrando, el amor, dedicación, abnegación y entrega que todos conocemos a través de nuestras madres no necesitan ser repetidas, lo que sí hay que recalcar es que no basta un último domingo de mayo para rendir homenaje al ser que nos ha regalado no solo nuestra vida sino la suya propia, olvidándose de ser “mujer” para ser madre, desvelándose para que podamos dormir, ayunando para que podamos comer.

No, definitivamente no basta un último domingo de mayo para agradecerle todo lo que le debemos, para compensarle, aunque sea un poquito todo lo que nos ha dado. No te dejes arrastrar por el vaivén cotidiano, no te dejes llevar del acelerado ritmo en el que vivimos hoy día y olvides que hay un ser del que dependiste por mucho tiempo para sobrevivir, y probablemente hoy, un día cualquiera de un mes en un año cualquiera, la felicidad, la esperanza y el incentivo que le hace falta a ese hermoso y virtuoso ser, quizás en el ocaso de su vida, podría depender de ti, de saber que aún la aprecias, que la recuerdas y que valoras todo lo que ha dado para que hoy seas lo que eres.

UNA BOMBILLA EN CALIFORNIA BATE RÉCORD MUNDIAL AL LLEVAR 107 AÑOS ENCENDIDA

Por: Mrtin Gonzalez
Martingonzalez06@gmail.com
Ha iluminado durante más de un millón de horas la estación de bomberos de Livermore-Pleasanton...

Es una reliquia de una época en las que las cosas se hacían para durar: una bombilla en Livermore (California) lleva 107 años encendida, un récord mundial, y hoy es una de las principales atracciones turísticas de la ciudad. Se trata además de uno de los primeros ejemplares de una tecnología en extinción, pues las bombillas tal y como las conocemos van siendo sustituidas por soluciones energéticas más eficientes como las lámparas con OLED o las bombillas de bajo consumo.

La bombilla de Livermore ha iluminado durante más de un millón de horas la estación de bomberos de Livermore-Pleasanton y aunque su potencia es muy baja -sólo 4 vatios- para los bomberos de la comunidad simboliza el valor de estar de servicio 24 horas al día.

"Cada día vienen varios grupos a verla, puede decirse que es un monumento de la ciudad ", dijo a EFE Brandt Jorgenson, miembro de este cuerpo de bomberos, que ha instalado una cámara web (http://www.centennialbulb.org/) para que los internautas comprueben que la bombilla no se apaga nunca.

La "bombilla centenaria", como se la conoce en EEUU, ha entrado en el libro Guiness de los récords y superado la anterior marca en poder de una bombilla tejana encendida por primera vez en 1908. "Yo creo que el secreto de nuestra bombilla es cómo está fabricada", dijo Jorgerson. "Además, nunca se enciende ni se apaga con lo que se elimina el calentamiento".

Más de un siglo de historia
La bombilla fue fabricada por la hoy desaparecida Shelby Electric y su filamento de carbono está perfectamente aislado por la ampolla de vidrio. El filamento opera en vacío y no en un espacio relleno de algún gas noble, como las bombillas que conocemos hoy.

Cuando la encendieron por primera vez, iluminaba una arcaica estación de bomberos donde los coches iban aún tirados por caballos El objetivo era permitir que los bomberos pudieran encender sus lámparas de queroseno cuando se producía una emergencia por la noche.

Durante los años 50 y 60 varias generaciones de bomberos la utilizaron como blanco para prácticas de baloncesto y otros deportes, afortunadamente con escasa puntería. Hasta los años 70, cuando la prensa local empezó a interesarse por la lámpara incandescente, los bomberos no se percataron de su valor histórico.

Superviviente de un traslado
Aunque las autoridades de Livermore aseguran con orgullo que ha estado siempre encendida durante estos 107 años, la bombilla estuvo en realidad apagada durante 22 minutos en 1976, cuando el cuerpo de bomberos trasladó su sede.

Según contaron los bomberos de la localidad al diario Los Angeles Times, el traslado requirió un convoy policial y la habilidad del electricista oficial del ayuntamiento, que construyó un caja especial de madera para transportar la bombilla y su casquillo.

Cuando volvieron a conectarla, no se encendió y todos contuvieron la respiración pensando que había sido un error trasladarla...hasta que el electricista accionó un interruptor y la luz anaranjada y tenue de la bombilla volvió a iluminar la sala.